viernes, 12 de octubre de 2012

Intervención en crisis en las escuelas


Las escuelas son establecimientos únicos  para la intervención en crisis porque son las únicas instituciones públicas avaladas por la sociedad para tener un contacto cotidiano con los niños, de manera usual en seis horas o más al día, en por lo menos nueve meses durante cada año. El personal de escuela tiene la adecuada oportunidad para darse cuenta de que un niño está en crisis y, en virtud de su contacto continuo con el niño ayudarlo a elaborar la crisis hacia la resolución.

El reto del entrenamiento se convierte en el de preparar a todos los empleados escolares para su contribución a facilitar la resolución de la crisis a cada niño o grupo de niños en cuanto surja la necesidad de ello.

Los principales elementos de cualquier sistema de suministro de servicios son: El plan escrito acerca de qué hacer cuando ocurra una crisis; los recursos materiales para llevar a la práctica el plan, y el personal entrenando para llevar a cabo el servicio.


El objetivo; es orientar el plan escolar, los recursos materiales y el personal de manera que los objetivos auxilios psicológicos y la terapia para crisis puedan lograrse. Y contrarrestar el sentimiento de soledad, escuchar al niño de manera atenta como describe la situación, ser sensible y ponerse en su lugar.


Primeros auxilios psicológicos: La expectativa no es que los maestros se hagan cargo de la responsabilidad agregada a los orientadores, al hablar con un niño en el patio de la escuela, en el salón después de clases o por teléfono, los ciño componentes de los primeros auxilios psicológicos pueden utilizarse como un mapa cognoscitivo, una guía para ayudar a los estudiantes a dar pasos hacia el enfrentamiento de una situación de crisis.

Contacto psicológico: El objetivo fundamental del contacto psicológico con los niños es contrarrestar el sentimiento de soledad y temor que éstos experimentan con frecuencia durante una crisis.
Esto implica escuchar de manera atenta cómo el niño describe la situación, imaginándose uno mismo “en sus zapatos”, poner particular atención a cómo se siente el niño en ese momento (perturbado, airado, temeroso) y entonces encontrar alguna manera de hacerle notar la apreciación/comprensión ir parte de uno con respecto a la situación.


La novedad, extrañeza, falta de familiaridad con respecto a la experiencia de crisis se aplicará en especial a los niños de corta edad. Un niño que está extremadamente triste, airado, ansioso o aterrorizado puede creer que es el único  que se siente de esa manera, y, ante la ausencia de retroalimentación por parte de otra persona confiable, llega a creer que algo está “mal” en la reacción emocional.


Dimensiones del problema: Sin sobre interpretar señales verbales como pensamientos/planes destructivos, un maestro alerta advertirá los flagrantes temas suicidas/homicidas y buscará una oportunidad para lo mismo hablar con el estudiante que para conseguir que alguna otra persona confiable (el consejero de orientación o de un entrenador) lo haga así. Atención especial a los posibles conflictos del desarrollo que desencadena cualquier índice de crisis, no abordar el tema de manera directa


Posibles soluciones: Sentido de dominio sobre la crisis, error hacerse cargo del problema administrativo rápido y solo, dejar al niño localizarse y dirigirse con quien el desee, aconsejar al pupilo y apoyarlo. La postura de acción del maestro será fundamentalmente facilitadora, al manejar de manera principal el escuchar activamente y tal vez aconsejar acerca de qué debería hacer el estudiante en lo subsecuente. En otros casos, el maestro adoptará una actitud directiva y remitirá al estudiante a un consejero de orientación, un trabajador social escolar, un psicólogo escolar.

Seguimiento: Indagar sobre el problema con los estudiantes, llamar o visitar al estudiante para cumplir el seguimiento. Interés con el estudiante

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